Comentario
En 427 los atenienses envión una expedición a Sicilia, a ayudar a las ciudades calcídicas frente a la agresividad siracusana. Para Tucídides, era un intento de dominio y, cuando los generales volvieron tras haber patrocinado una especie de pacto que no daba ningún beneficio a los atenienses, fueron condenados porque el demos esperaba obtener alguno, en momentos de gran confianza en el propio poder.
Demóstenes, en 427, dirigió varias campañas en Etolia, en un plan terrestre lejano a los planteamientos de Pericles, pero la infantería hoplítica, de movimientos lentos, no pudo con los soldados ligeros en zonas montañosas conocidas de los aborígenes, hasta que luego llevó él también tropas ligeras y mesenios de Naupacto, con los que obtuvo la victoria en Anfiloquia, en el golfo de Ambracia. Es la época en que Demóstenes disfruta del más alto prestigio estratégico.
En 425, una expedición a su mando, que iba camino de occidente según Tucídides, se asentó en la bahía de Pilos, tal vez para promover el levantamiento de los hilotas. Los espartanos que invadían el Ática tuvieron que abandonarla para atacar a Demóstenes, pero éste consiguió bloquear a cuatrocientos veinte hoplitas en la isla de Esfacteria, la que sirve de cierre a la bahía. Los espartanos se vieron obligados a pedir una tregua para negociar con los atenienses, a los que ofrecieron la paz, en época en que Aristófanes reclamaba, a través de Diceópolis en los "Acarneos", la consecución de una paz duradera. Cleón se opone desde el principio y la lucha se prolonga, hasta que el político se dedica a atacar a los estrategos. La reacción viene de la mano de Nicias, quien propone que sea el propio Cleón quien se encargue de las acciones encaminadas a acabar con la situación de manera definitiva. Tucídides dice que desde el punto de vista de las gentes honestas siempre resultaría beneficioso, porque o bien éste conseguía la victoria o acabarían librándose de él. De hecho se produce una importante alteración en el modo de llegar a la estrategia y en la condición social de sus depositarios. Los espartanos se rindieron y Pilos fue entregada a los mesenios de Naupacto, que se dedicarían a promover la agitación entre los hilotas del interior. Los prisioneros se convirtieron en rehenes para evitar la invasión del Atica.
A estos momentos atribuye Tucídides el mayor optimismo ateniense, traducido en la elevación del phoros de la comunidad de los aliados hasta 1460 talentos. Otros triunfos vienen a consolidar la situación, protagonizados por Nicias en Corinto y Citera. Ahora tuvo lugar también la condena de los generales de Sicilia, a causa de la euforia de quienes creían que se podía haber sacado más provecho, y no haber dejado que el siracusano Hermócrates impusiera la teoría de que Sicilia había de ser para los sicilianos.